sábado, 31 de marzo de 2018

ODA IV, 7





Han huido las nieves, retorna la yerba a los campos
y a los árboles su cabellera.
Cambia su aspecto la tierra y los ríos en sus crecidas
abandonan sus cauces.
Una de las Gracias, con las Ninfas y sus dos hermanas,
se atreve a dirigir, desnuda sus danzas.
No esperes algo inmortal, te aconsejan el año
y las horas que arrebatan el día soleado.
Los fríos se suavizan con el Céfiro,
el verano deja atrás la primavera,
para a su vez morir tan pronto
como el otoño cargado de manzanas
derrame sus frutos;
y pronto volverá la bruma inactiva.
Aunque, rápidas, las lunas repararán los daños del cielo.




Nosotros en cambio, cuando caemos
a donde cayó el padre Eneas y el rico Tulo y Anco,
polvo y sombra somos.
¿Quién sabe si los dioses de arriba añadirán todavía mañana
un tiempo a la cuenta de hoy?
Sólo lo que tú te hayas dado con ánimo amigo
escapará de las ávidas manos de tu heredero.
Una vez que hayas muerto y Minos
te haya dictado su majestuosa sentencia,
ni tu estirpe, Torcuato, ni tu elocuencia, ni tu piedad
te restituirán a la vida:
Ni Diana libró del tenebroso infierno
al pudoroso Hipólito,
ni Teseo pudo romper las cadenas leteas
de su querido Pirítoo.

                                                                                    Horacio. Oda IV,7



sábado, 24 de marzo de 2018

GINÉS CERVANTES














Exposición antológica de Ginés Cervantes, hasta el 10 de junio del 2018 , en el Museo de Almería, espacio 2.




sábado, 17 de marzo de 2018

LA QUE AMA AL VIENTO






Salta con la camisa en llamas
de estrella a estrella, de sombra en sombra.
Muere de muerte lejana
la que ama al viento.
                      Alejandra Pizarnik, de "Árbol de Diana".




martes, 13 de marzo de 2018

SALMO





Alaba lo que no conoces
por tu esperanza
y aún por tu mirada de hoy,
                          creyente
de la hermosura que muchos desdeñan;
alábalo por inconcebible,
por la constancia de sus absurdas disposiciones.
El itinerario de tu viaje
                         brevemente infinito
traza un dibujo que sólo tú no entiendes,
pero no te amotines.
En el ruidoso vacío de su centro
caerás,
       transmutable semilla,
cuando la hermosura y esperanza
ensimismadas
            finen.

                 Ida Vitale. Todo de pronto es nada.
          XXIV Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.


martes, 6 de marzo de 2018

SIN PEPA





Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
He respirado al lado del mar fuego de luz.
Lento respira el mundo en mi respiración.
En la noche respiro la noche de la noche....




... Me he sentado a sentir cómo pasa en el cauce
sombrío de mis venas toda la luz del mundo.
Y, al fin, yo era un gran sol de luz que respiraba.
Pulmón el firmamento contenido en mi pecho,
que inspirando la luz va expirando la sombra,
que nos anuncia el día y desprende la noche,
que inspirando la vida va espirando la muerte.





Inspirar, espirar, respirar: la fusión
de contrarios, el círculo de perfecta consciencia.
Ebriedad de sentirse invadido por algo
sin color ni sustancia, y verse derrotado
en un mundo visible por esencia invisible.
Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
Me he sentado en el centro del mundo a respirar.




Dormía sin soñar, mas soñaba profundo
y, al despertar, mis labios musitaban despacio
en la luz del aroma: "Aquel que lo conoce
se ha callado y, quien habla, ya no lo ha conocido"-

                    Antonio Colinas. Canto XXXV, "Noche más allá de la noche"





domingo, 4 de marzo de 2018

PEPA





Playa de Mónsul, 1987



Posó sus pies doloridos en la arena blanda; hoy no hacía viento, el sol iluminaba todo con agresividad, calentaba la roca escarpada que parecía morder el cielo con su negrura hecha a base del paso de los siglos. Sin presencia humana permanente, su forma extraña era el resultado de períodos de soledad solo interrumpidos por el fuerte o suave batir de las olas sobre ella, según soplara el viento.
Aquella mañana, detenido el tiempo, reinaba un silencio casi total, sólo el ruido del agua salada deslizándose en la arena brillante rompía ese estado de misterio, ajeno al ruidoso mundo que bullía unos kilómetros antes.
Sintió un poco de miedo. No estaba acostumbrada a esa grandeza visual ni a la solitaria contemplación de tanta belleza; se encogió su cuerpo entero. Un raro sentimiento de felicidad que no duraría siempre, le hizo respirar conscientemente, atrapando sus células el momento especial, repartiéndolo por toda su sangre.
Luego, partió apresurada, esa sensación excesiva podría matar su débil corazón.

Uno de los textos de Pepa Valls publicado en su blog,"bambu22-planta1"

http://www.bambu222-planta1.blogspot.com.es

Fotos de Luis Matilla.






  Playa de Mónsul, 1987