HOMO HOMINI LUPUS
No venimos del mono. Lo siento, señor Darwin.
Somos lobos sin pelo que andamos por el mundo
en posición erguida, pero con esos ojos
crueles e inyectados en sangre y esas fauces
repletas de cuchillos con que los lobos viajan
por el bosque del caos, paidófilos y arteros.
En nuestro más añejo depósito de mitos
vive, junto al vampiro, el peludo hombre lobo.
De la misma manera que Hyde domina a Jekyll,
la bestia que se agita en las oscuridades
de nuestro yo termina por imponerse al ángel
que fuimos no sé cuándo ( o no lo fuimos nunca ),
y aunque nos disfracemos de tiernos corderillos
o de dulces abuelas por puro pasatiempo,
somos, allá en el fondo, lobos depredadores
que aúllan a la luna en la terrible noche
de la razón, allí donde habitan los monstruos
y tienen su refugio las negras pesadillas.
Hobbes lo tuvo muy claro, y uno, que es un fanático
del cine de licántropos, lo ratifica ahora:
homo homini lupus.
*Poema de Luis Alberto de Cuenca escrito para el "Aula de Poesía de Almería" en el año 2000.