Me basta con saber que la certeza
es un perecedero trasunto de la fe,
me basta con saberlo y con la perentoria
convicción de la duda,
para aspirar a ser retribuido
de tantos deficientes barruntos
de verdades.
No me hace falta más
para creer al menos que no miento.
* J. M. Caballero Bonald. La noche no tiene paredes.