viernes, 30 de abril de 2010

TRES DESEOS


Ver el alba contigo,

ver contigo la noche

y ver de nuevo el alba

en la luz de tus ojos.

* Amalia Bautista

miércoles, 28 de abril de 2010

ÁRBOL EXENTO


- Homenaje a Juan Ramón Jiménez-

Un árbol (chopo o pino, o chopo y pino, alternativamente) suspendido en el aire, con la luz bañándolo entero, cada hoja, cada palmo de corteza, cada raíz.

Jorge Riechmann

viernes, 23 de abril de 2010

DÍA DEL LIBRO


Voy a ser la eternamente llama
de tu espiga de fuego;
mi resplandor entrego
a tu doliente niebla que me llama.
* Juan Eduardo Cirlot

jueves, 22 de abril de 2010

DIA DE LA TIERRA


Las montañas de Jinzhu

Las claras aguas discurren
ora en curvas, ora en rectas;
verdes pequeños bambúes
se aprietan en la espesura.
Directamente me adentro
por el sendero del monte,
cantando mientras camino
con los ojos en las cumbres.
* Pei Di

lunes, 19 de abril de 2010

SECRETO DE MUJER


Como toda mujer que se aprecia de serlo,
cierro con un candado de llaves imposibles
la secreta noción de mi poder
y aparezco ante los demás
sin delatarme.
* Gioconda Belli

jueves, 15 de abril de 2010

VENENO



Mujeres mal amadas, adormecidas costureras del día previo, no soy quién para anticipar ninguna instancia de vuestro recreo, pero homeopáticamente os depositaré una gota de veneno en el corazón.
* Jorge Riechmann

domingo, 11 de abril de 2010

EL JARDINERO


Aprendí con mi abuelo a plantar árboles.
" Los sauces necesitan
más agua, Andrés , que tú,
y sus raíces
al principio no son
demasiado profundas.
A veces crecen rápido
y otras veces se estancan en las tierras
austados del aire".
Hoy no existe ni abuelo ni país
ni tampoco ese niño, pero queda
aquel sauce encorvado al que -me digo-
Andrés, hay que cuidar,
estas raíces frágiles,
este miedo a la altura de la vida.

* Andrés Neuman

* Dedicado a todos mis alumnos, y de paso a cualquier adolescente confuso.

viernes, 9 de abril de 2010

MATAR AL DRAGÓN


Ha llegado la hora de matar al dragón,

de acabar para siempre con el monstruo

de las fauces terribles y los ojos de fuego.

Hay que matar a este dragón y a todos

los que a su alrededor se reproducen.

Al dragón de la culpa y al dragón del espanto,

al del remordimiento estéril, al del odio,

al que devora siempre la esperanza,

al del miedo, al del frío, al de la angustia.

Hay que matar también al que nos tiene

aplastados de bruces contra el suelo,

inmóviles, cobardes, desarraigados, rotos.

Que la sangre de todos

inunde cada parte de esta casa

hasta que nos alcance la cintura.

Y cuando ese montón de monstruos sea

sólo un montón de vísceras y ojos

abiertos al vacío, al fin podremos

trepar y encaramarnos sobre ellos,

llegar a las ventanas, abrirlas o romperlas,

dejar que entren la luz, la lluvia, el viento

y todo lo que estaba retenido

detrás de los cristales.

* Amalia Bautista