lunes, 12 de marzo de 2012

PROTESTA




Los padres hacen todo lo posible por envejecer. Merodean los ochenta y se empeñan en dejar de caminar, en ver muy mal, en escuchar poco. Su esfuerzo es grande: él simula aguantar el paso no más de una calle; ella finge que las letras se le empalmen en la página. Quieren que sus hijos los visiten, los lleven, los escuchen, les lean, les descifren los letreros, los sonidos. Pero los hijos se han vuelto unos niños: se tropiezan y se rompen un pie; se esconden bajo las sábanas llenos de lágrimas; se deshacen del perro y de la mujer. Quieren que sus padres les den la mano al caminar, que les adviertan de las esquinas de los muebles y los enchufes descubiertos, que los cobijen en las noches y que les den palmadas asegurándoles que todo está bien.

Mónica Lavín

* Publicado en el blog "la nave de los locos", su enlace es:

1 comentario:

  1. Sigma,a pesar de todo siempre creo que deseamos
    el amor de unos padres,así a pesar de nuestros años en el fondo queremos que nos sigan queriendo,protegiendo... será que no terminamos de hacernos adultos,independientes,será que no soportamos el que ahora ,a veces tengamos que protegerlos nosotros de todos sus males...en fin.Abrazo.

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