entreabiertas las puertas donde partirse el alma,
y el pájaro interior
emprende el vuelo desde su cobijo:
piso primero, hueco segundo a la derecha, y yo me
entiendo.
Nada fui con la noche y seré nada;
pero una nada -ahora- gozosa por el vuelo.
* María Victoria Atencia
PRECIOSO, un gusto leerte.
ResponderEliminarBuen finde.