lunes, 25 de febrero de 2019

EL INFINITO






CANTO XII

Siempre caro me fue este yermo cerro

y este seto, que priva a la mirada
de tanto espacio del último horizonte.
Mas, sentado y contemplando, interminables
espacios más allá de aquellos, y sobrehumanos
silencios, y una quietud hondísima
en mi mente imagino. Tanta, que casi
el corazón se estremece. Y como oigo
el viento susurrar en la espesura,
voy comparando este infinito silencio
con esta voz. Y me acuerdo de lo eterno,
y de las estaciones muertas, y de la presente
y viva, y de su música. Así que, en esta 
inmensidad, mi pensamiento anego,
y naufragar me es dulce en este mar.

                    G. Leopardi. Traducción de Antonio Colinas.


                                       * Recordando a Pepa



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