Mi mente camina de día con las patas de un ciempiés, y vuela de noche errática, acelerada, febril; no conoce el descanso. Quién pudiese, más allá de lo correcto o lo incorrecto, lo cierto y lo incierto, lo rudo o lo educado, ecualizar, neutralizar. Quién pudiese, como un insecto en el tronco de un árbol, oír sin oír las voces como una brisa suave.
*Chantal Maillard. "La mujer de pie". Galaxia Gutemberg, 2015.
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