Te recuerdo entonces luchando y revolviéndote con la ansiedad febril de un náufrago exhausto, cuando de pronto por la mañana llegaba a tu casa y te encontraba enfrascado en tus recortes y escritos, rodeado de tu máquina de escribir y de tus enciclopedias abiertas y deslomadas, respirando a duras penas bajo un peso de asfixia y denuedo, aunque enseguida te recomponías y desplegabas esa navegación audaz que tan ufano te hacía sentir, llena de espuma y oleaje, mientras insistías en batir tú solo las aguas aferrado al palo mayor de tu memoria, y me contabas los cuentos de siempre, y yo me tranquilizaba viéndote sobrevolar, salvaje, el fragor de la tarde, encaramado a tus recuerdos luminosos. Y te sabía a salvo un día más, a flote y a salvo para el resto de la jornada, hasta la semana siguiente por lo menos, en que volvería a visitarte sin brújula y con mis ropas de nuevo revueltas, inevitablemente empapadas.
* El texto es de Gemma Pellicer, y ésta es la dirección de su blog con el que podéis enlazar:
http://megasoyyo.blogspot.com/
Un besazo, querida Lola. Eres un sol.
ResponderEliminarSigma. es verdad el vuelo es mágico.
ResponderEliminarSerá inevitable regresar.
Abrazo como primer vuelo.
Sergio Astorga
Gemma,es que escribes muy bien.Besazo también para ti ¿ para cuándo tu libro?.
ResponderEliminarSergio, me has alegrado la deprimente tarde del lunes. Bienvenido y un abrazo en tu primer vuelo.
No podía haber Gavilán más hermoso para Gemma que éste.
ResponderEliminarHermoso regalo, Sigma.
Un saludo.
Si el micro del sitio de Gemma se me hizo un cuento dulce, este me produce la nostalgia de un viejo que no ha perdido la valentía y una joven que aprecia su aventura.
ResponderEliminarMe ha traído al recuerdo la extraordinaria relación espiritual de los últimos años de Montale, muerta ya "La Mosca", con Annalisa.
Formáis una hermosa (que no extraña) pareja.