ROGATIVA POR LA SERENIDAD
Abre esa mano tuya sobre el mundo asustado,
sobre la cripta del terror inmóvil;
ahuyenta los nocturnos fantasmas interiores.
Estamos solos todos, sentados a la cena.
Tú también estás solo y lloras sin discípulos
largos sollozos en la madrugada
que oyen sobrecogidos los humanos.
*Pablo García Baena
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